lunes, 12 de mayo de 2008

Caperucita Roja y el Lobo

Nota: esta versión la encontré en Internet, no tengo el autor si alguno lo conoce por favor avise. Sobre esta versión hice una adaptación para contar, me quedó una Caperucita de lo mas romántica que gusta mucho.
Caperucita iba por el bosque a visitar a su abuelita.
En esta ocasión, en lugar de pasteles, le llevaba pan tierno y perdices confitadas.
En el camino se entretuvo cogiendo flores y perdió la cestita.
Pasó el lobo por allí y la encontró. Conoció que era de Caperucita, la cogió, la llevó a casa de su abuelita y la esperó.
Caperucita llegó llorosa y cabizbaja pero al ver la cestita se alegró. Tras abrazar a su abuelita susurró:
-Muchas gracias señor lobo.
-No hay de que Caperucita. Quise hacerte este favor y decirte que no seas tan descuidada que en el bosque hay animales muy malos y algún día..., pero, siendo sincero, lo que en realidad buscaba, era verte, poder decirte que te amo, estar contigo y gozar de tu hermosura. Caperucita, como mujer, era intuitiva y ya sabía que el lobo estaba por sus carnes. Muy complacida, bajó la cabeza y dijo sonrojada:
-¡Que cosas dice señor lobo! Está haciendo que me ponga colorada. La conversación fue adquiriendo confianza. El lobo se relamía y no quitaba la vista de Caperucita. En un momento, que estimó que estaba distraída, se abalanzó sobre ella, la tomó por los hombros y dijo con pasión:
-Caperucita, me estás volviendo loco. Si tú me dejas, te como a besos. -¡Por Dios señor lobo! ¡Qué vergüenza! Se va a dar cuenta de sus intenciones mi abuelita.
-Y acercando su boca a la oreja del lobo musitó
-Otro día en el bosque, cuando estemos solos, le dejo que me coma a besos. Era una tarde maravillosa. Caperucita invitó al lobo a merendar, acercó a la abuelita a la mesa y dispuso el pan y las perdices confitadas. Y fueron felices y comieron perdices y colorín colorado...

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